El oficio de la restauración es una tradición familiar que en la familia Carrión, se inició con el bisabuelo. Rocío aprendió el oficio de su padre y ella se lo enseñó a su esposo.

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Gonzalo Gallardo, esposo de Rocío comenzó a trabajar desde los 14 años. Sus hermanos tenían diferentes oficios, sin embargo, ambos utilizaban la pintura para su trabajo, lo que hizo que Gonzalo estuviera familiarizado con la pintura desde pequeño. Antes de ser restaurador, Gonzalo fue parte del ejército y casi participó en la guerra del CENEPA. Al salir del ejército, trabajó por 15 años en una empresa que fabricaba ropa militar.

 

Rocío recuerda que las casas del barrio antes eran muy bonitas y tenían decoraciones religiosas. Ahora esas casas se han convertido en bodegas.